Miercoles 19 de febrero de 2025

La historia está llena de oportunidades perdidas.

Ya lo hemos visto y experimentado con la desaparición de los romaníes y los sinti en Europa, los dos grandes pueblos romaníes de Europa, de orígenes ligeramente diferentes y olas migratorias distintas, un poco como los judíos asquenazíes y sefardíes. Al menos aquellos cuyas oleadas de inmigración fueron las más significativas en el continente. Los regímenes totalitarios terminaron destruyendo a estos pueblos que otrora fueron muy importantes en Europa.

Los imperios centrales, vacilantes y tambaleantes, no lograron proteger a sus poblaciones civiles ni garantizar la protección de estos pueblos. Quedaron destrozados en su momento, desde Port Arthur y la anexión de media Europa por un Japón con un avance tecnológico muy claro sobre los imperios centrales, y sobre el adversario ruso de la época.

Hoy, en Tierra Santa y en Palestina, por cada israelí asesinado, mueren al menos 1.000 palestinos. Israel siempre ha tenido una reacción totalmente desproporcionada hacia los palestinos, a quienes Israel no quiere devolver sus tierras.

Hoy día, los negros y los árabes están mostrando solidaridad, y lo están haciendo en todas partes. Particularmente en el ámbito empresarial o incluso en el ámbito social y político.

La causa árabe merece ser defendida porque es una causa inestimable.

El principal problema de civilización que plantea el Estado hebreo, es decir Israel, es que Israel nunca ha reconocido realmente a Palestina, mientras que el pueblo palestino sólo quiere recuperar sus tierras, y nada más.

Por su parte, muchos países árabes tampoco reconocen a Israel, y esto no ocurre desde la creación de este Estado, que para el pueblo árabe es el diablo.

Desde la Guerra de los Seis Días y la derrota de la coalición árabe, la región se ha vuelto explosiva: Oriente Medio, Siria más recientemente, por todas partes las grandes potencias, Rusia y Estados Unidos, están echando leña al fuego. Nos armamos y avanzamos hacia la guerra. La tutela de las superpotencias también es un fracaso geopolítico para esta región del mundo.

Ben-Gurion es el único líder judío que ha distinguido a Israel de sus vecinos. La creación de Israel también fue sentida como una catástrofe por sus vecinos árabes. Hoy en día, el Estado judío es en parte vasallo de Estados Unidos, su partidario incondicional.

El Islam es una gran religión, los árabes tienen derecho a desconfiar. El polvorín que han dejado las superpotencias en esta región del mundo se debe también a la falta de diálogo y de relaciones diplomáticas serias con los países árabes.

Estos países son muy, muy pobres y cubren nuestras necesidades de materias primas fósiles y energía. Pero apenas les queda lo suficiente para vivir. El precio de los alimentos es muy caro en los países árabes, e incluso en todo el Magreb.

La prosperidad de estos países no está asegurada, a pesar de los intentos de los gobiernos locales por aliviar la extrema pobreza de las poblaciones.

Pero repitámoslo: los negros y los árabes muestran una gran solidaridad y se conocen bien.

El resurgimiento de tesis y partidos de extrema derecha en Europa es un mal indicador geopolítico. Ella nos convierte en enanos políticos.

Sólo las multinacionales del sector energético tienen grandes intereses en África, donde Rusia ha vuelto a ocupar un primer plano, tras haber apoyado tantos golpes de Estado en el África negra.

El continente está experimentando una gran corrupción económica y militar. Las empresas y operadores también son agresivos allí.

Si realmente queremos la normalización de la crisis palestina, necesitamos una nueva cumbre árabe y un plan de ayuda económica que realmente haga retroceder la guerra.

Siria fue un desastre, donde los rusos atacaron a ciegas y las poblaciones civiles pagaron un alto precio, como en Palestina.

Sólo una paz duradera en Ucrania, una normalización de las relaciones internacionales y una paz general en el Medio Oriente pueden traer la paz.

El problema del terrorismo no ha desaparecido, el riesgo ahora es internacional, pero si nadie hace nada, todo empeorará con el paso de las décadas. La guerra sigue siendo la peor solución. Es ella a quien hay que erradicar. Nunca es una solución.

Israel está liquidando a la población civil palestina con armas ultramodernas. Debemos ser conscientes de que esto es ilegal y contrario al derecho internacional.

Hoy los verdugos son israelítas, hemos cambiado de época, el nazismo queda lejos. Las cosas han cambiado. Además, las ideas y los partidos de izquierda han desaparecido gradualmente del panorama político israelí. Como en Europa o en cualquier otro lugar del mundo.

Los ultras ya no tienen fronteras, los extremos están en todas partes y por todos lados.

La causa árabe vale mucho más que eso.

En Francia, podemos ver que el Presidente de la República se esconde detrás de sus aliados y mantiene un perfil bajo frente a los poderosos. Sin comentarios. Él deja que suceda.

Éste es el problema del liberalismo y del realismo electoral y político. Sigue existiendo una negación de la democracia y del derecho, incluido el derecho constitucional. Pocos abogados enfatizan este aspecto de las cosas, pero todo el mundo lo sabe.

Macron teme a Putin, Olaf Scholz hace más por Ucrania, pero tampoco sin excesivas ilusiones.

Si Putin acepta retirar sus tropas, si acepta detener la invasión y detener los bombardeos, tendremos que estar allí, para sentar a todos nuevamente a la misma mesa. Pero lo peor hasta ahora no se pudo evitar.

Necesitamos una Europa fuerte, dispuesta a dialogar para detener este baño de sangre fratricida e inútil.

Sin duda, un comité parlamentario haría o rendiría un trabajo mejor y más eficaz. Corresponde a los diputados, corresponde a la asamblea abordar esta cuestión.

Egipto es hoy uno de los pocos países que puede hacer algo por los palestinos y ayudarlos a salir de este polvorín, donde Israel a su vez bombardea metódicamente a las poblaciones civiles y destruye todo.

Hay que decir que Israel está cometiendo un genocidio en la Franja de Gaza y nadie protesta: las superpotencias hacen la vista gorda ante esta masacre incondicional de civiles, mujeres y niños. El drama palestino continúa.

Hoy día, las grandes ideas humanistas ya no movilizan a las masas: es una declaración de fracaso. Son las armas las que hablan, no los hombres. Todo el problema está ahí.

Sin embargo, los negros y los árabes están unidos social y económicamente y sus relaciones son casi seculares. Las mentalidades se expresan.

Hay que cuestionar este equilibrio de poder antes de que sea demasiado tarde. La gente debe movilizarse de manera concertada. Israel no está en su derecho en este asunto.

La Dragados foro el Sahara español durante un cuarto de siglo. No se encontró petróleo ni gas, sólo un poco de bauxita, dos o tres minas. Puede haber algo de gas en la costa, pero probablemente no en la cantidad encontrada en la bahía de Argel. Todavía estamos muy lejos de los yacimientos petrolíferos de la vecina Nigeria, a sólo unos cientos de kilómetros de distancia. Por fin se ha explorado el Sahara español. Buscamos, no encontramos. Finalmente fue devuelto a los saharauis.

Hoy día, los nacionalismos árabes vuelven a tener la mirada puesta en el Sáhara, al igual que otras potencias. De hecho, el norte de África fue completamente descolonizado en la década de 1990.

Pero el drama palestino regresa como una serpiente marina a la causa árabe. No podemos poner al Oriente Próximo y Medio bajo tutela; Nunca funcionó tampoco.

La causa árabe vale la pena ser défendida. Y adémas el Islam es una religión sin figuración, liberal, que progresa y que constantemente empuja hacia atrás las barreras.

Afortunadamente, los rusos están menos presentes en Siria hoy en día. Fue una masacre, combates llenos de masacres, como en Ucrania.

Europa tiene un papel que desempeñar en la paz. Tendrá que lidiar con este agresor ruso. Antes de 1914, los votantes de Alsacia y Lorena se habían volcado en los grandes terratenientes alemanes, los Junkers. El voto fue más bien a favor de una anexión administrativa a Alemania, y en todo caso, Lotaringia debería históricamente volver a Alemania.

Luego vino la matanza de la Gran Guerra, los pocos partidarios de la paz, Blum, Jaurès y otros fueron asesinados, eliminados. Se trajo gente de todas partes del mundo para ser masacrada, y a regiones donde la mayoría de ellos nunca habían puesto un pie ni nunca lo pondrían.

Los nacionalismos se exacerbaron de ambos lados. 30 millones de muertos, casi tantos como la Segunda Guerra Mundial con sus 50 millones de muertos. A muchas personas les dispararon por la espalda cuando iban al frente. Las potencias centrales se estaban desintegrando a medida que Japón anexaba la mitad de Rusia hasta la mitad de Moscú.

Hoy día, Rusia representa una amenaza grave y los estadounidenses están luchando por asumir su papel de policía del mundo. También cometen algunos errores que deberíamos intentar aprovechar. Pero los rusos no quieren renunciar a nada. Ya van 3 años de guerra en Ucrania. El futuro es sombrío, cada vez más precario.

Negros, árabes, extranjeros, inmigrantes, necesitamos una base que luche. La base existe. Si queremos salir de este atolladero, tendremos que reaccionar. El poder se nos escapa de las manos, a diferencia de lo que ocurría en las épocas de Mitterrand y Chirac. Nuestro destino corre el peligro de escaparse de nuestras manos. Debemos recuperar el control de nuestro destino. Sólo la solidaridad permitirá alcanzar esta meta y objetivo. Debemos evitar un repliegue peligroso sobre nosotros mismos y reaccionar en consecuencia.

No dejemos que los estadounidenses decidan nuestro futuro por nosotros. Europa debe ser una entidad política y jurídica.

A séguir

Christian Diez Axnick.